La gente buena no cambia porque a pesar de las desilusiones y las muchas heridas recibidas, ellos siguen pensando con el corazón.
Muchos pensamos que la gente que es buena es porque viven bien y no tienen ningún problema, pero ellos son humanos y al igual que a todos les suceden cosas malas. Porque el destino es arbitrario, el mundo ciego y el egoísmo a veces muy afiliado.
Sin embargo, las personas de buen corazón, personas nobles jamás dejaran de ser la misma por las cosas malas que le hayan pasado, jamás renunciaran a lo que son a pesar de las decepciones, porque el que piensa con el corazón jamás guardara rencor, desprecios, ni frías razones.
Los tiempos y las personas han cambiado tanto que cuando conocemos o nos topamos con una persona altruista nos sorprendemos. Cada vez que vemos un acto de nobleza, de heroicidad y de altruismo desinteresado nos sentimos inspirados y sentimos empatía con todas las cosas del mundo.
¿Qué es mejor? ¿Sentirse bien o hacer el bien?
Por lo que parece hacer el bien tiene un impacto mucho más beneficioso y potente sobre el ser humano.
A pesar de todo, pensar y actuar con el corazón vale la pena y vale la alegría.
Muchos de nosotros vivimos una etapa en el que somos hedónicos, es una etapa de nuestro crecimiento personal. Sin embargo, poco a poco vamos ascendiendo en la pirámide de nuestras necesidades hasta comprender que todos somos iguales y debemos de pensar en el bienestar de los otros asi como pensamos en el nuestro.
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