A mi amada hermanita:
Esta es una carta sorpresa para ti: mi hermana, la que corre a mi encuentro cuando me ve sumida en la tristeza, la que vuela hasta lo más alto y me consigue la estrella más brillante para hacerme sonreír, la que me abraza en los momentos de profunda tristeza y sabe llenarme de paz.
Tú y yo, mi hermana,
estamos unidas por un lazo invisible:
eres mi amiga, mi confidente, mi todo…
porque estás aquí conmigo
y porque despiertas la alegría
cuando la melancolía cubre mi mirada.
Estoy unida a ti, mi hermana, que me das la mano y me dices que me amas… y de nuevo me levantas.
Te quiero a ti, mi hermana, que eres tan segura y tan callada, pero que por dentro llevas tanta alegría y amor, llevas esa fuerza que te hace enfrentarte al infortunio. Te quiero hermana, a ti que siempre levantas al cielo tu mirada en dulce oración por los tuyos.
Eres especial para mí, hermana bella que encierras en tu mirada el amor así como en tu sonrisa la alegría de vivir y de consentir con tus abrazos a ésta tu hermana, que te admira y se enorgullece de ser parte de ti y de tu vida.
Gracias por darle sentido a mi vida. Gracias por ser la mejor de las hermanas y llevarme de la mano cuando así lo necesito.
Siempre que veas brillar una estrella, piensa que es por ti, porque eres linda de corazón y una mujer hecha poesía.
Dios te bendiga siempre,
te mereces lo mejor de la vida.
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