No dejes de creer en el mundo, no te desorientes solo porque una o varias personas te hayan decepcionado. Tú eres una buena persona, no cambies eso ni sacrifiques tu buena vibra porque otras personas sean detestables. Eres una persona única y genial, no permitas que otros influyan en tu buen humor, en tus decisiones ni en tu vida.
Solo tú eres quien guía tu camino, es tu decisión el desviarte a otros caminos. Las personas nos pueden afectar, eso es un hecho, pero de ello debes aprender una lección y seguir adelante con más sabiduría.
No permitas que otros te cambien.
No hay duda de que hay gente mala en este mundo, es algo que no podemos evitar; las plagas pueden habitar cualquier lugar. Puedes ser la persona más fuerte emocionalmente, puedes rezar para no conseguirte uno de esos personajes, puedes meditar incluso o crear una burbuja de protección a tu alrededor, pero créeme, nada podrá evitar que te consigas con una persona mala.
Vienen en tantos aspectos que sería imposible reconocerlas en primera instancia. Una mala persona puede ser un compañero de trabajo que creías agradable, un compañero de escuela, hasta un miembro de la iglesia, un amigo o un familiar. Puede estar donde sea y sorprenderte con un golpe muy bajo.
Básicamente es imposible evitar que una mala persona entre en tu vida, lo que jamás debes permitir es que dejes de ser una buena persona a causa de esa mala persona que encontraste.
Los cambios solo tienen que venir desde adentro, ya sea porque has crecido, has madurado emocionalmente y poco a poco vas cambiando tus visiones y tus comportamientos. Pero no permitas que esos cambios se deban a la influencia externa de una mala persona. Ese cambio no sería real y no podrías mantenerlo, no te mientas intentando ser alguien que no eres solo porque alguien te hizo daño y creas que debes endurecer tu corazón.
Resistirte a esos cambios indeseables son signos de una personalidad fuerte. Sigue siendo la persona que deseas ser sin caer en la trampa del engaño y la ira. Sin importar lo que otros piensen de ti, o lo que hagan, no permitas que cambien tu esencia, tu razón de ser y tu carisma. Solo tú tienes el poder de evolucionar, nadie tiene porque hacerte cambiar, no lo permitas jamás.
Sé una buena persona solo para ti.
Tampoco tienes que pretender ser algo que no eres. Ser una buena persona es algo que debe salir con honestidad. No puedes tampoco fingir que eres una buena persona con alguien más solo como una especie de bondad falsa. Ser una buena persona es parte de tu identidad, de lo que llevas dentro y has formado desde que estás en este mundo. Todo lo bueno que hagas debe estar motivado por quien eres realmente, no porque quieras pretender ser una buena persona.
Cuando desarrollas actitudes bondadosas con otros, recibirás lo mismo de vuelta. Si permites que alguien robe lo bueno que hay en ti, entonces nunca fuiste una buena persona. Ser ese tipo de persona es algo inevitable, es tu ser, tu identidad y no lo cambias porque sí de un momento a otro.
No te dejes llevar de la frase “ojo por ojo…”
Caer en una venganza es descubrir que no tienes buenas intenciones, que te ciegas por la ira. En esas circunstancias les das el poder a otros sobre ti porque logran su cometido, corrompen tu alma para que te conviertas en una persona malévola. Tomar las riendas de la venganza es iniciar una cadena imparable de malas acciones que trascienden a otras personas.
Las malas personas hacen daño, y tú no eres así. Las malas personas prosiguen las acciones de otras malas personas en su vida. Se convierten en transmisores de malas energías, después de experimentar la maldad, optan por ser malas con los demás porque creen que así es el mundo. Pero tú puedes hacer una gran diferencia, puedes dar la vuelta e ignorar a las malas personas.
No creas que así es el mundo, lo que sucede es que el mundo está plagado de malas personas, pero las personas buenas son más. Que no se te olvide. No desistas ante la maldad y sigue esparciendo luz con tu bonita personalidad.
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